Hace poco leía que el 95% de las decisiones que tomamos en nuestra vida están basadas en nuestras emociones, con este dato tan significativo, debemos poner a las emociones en el lugar que le corresponde y darles la importancia que tienen en nuestro desarrollo como personas.
Las emociones rigen, en gran medida, nuestra toma de decisiones, por tanto, vamos a trabajar sobre ellas para conseguir que nuestras decisiones sean acertadas ¿no crees?
Si estas leyendo este artículo es un paso más que acabas de dar sin darte cuenta. Para empezar ya estás siendo consciente del valor que tienen las emociones en tu vida.
Hoy, vamos a centrar el post en la influencia que tienes las emociones en nuestro trabajo.
EL OTRO LADO DE LA EFICIENCIA
Las tensiones de la vida moderna, la hiper-competencia en el terreno individual y empresarial, la presión del reloj, la exigencia de un constante perfeccionamiento profesional, etc., son situaciones que tienden a alterar el estado emocional de la mayoría de las personas consideradas normales, llevándolas al borde de sus propios límites físicos y psíquicos. El resultado, a menudo, es el desequilibrio emocional.
Este desequilibrio no sólo afecta la vida más íntima de una persona, sino que afecta su trabajo y su desarrollo profesional, porque las emociones desempeñan un papel importante en el ámbito laboral. De la ira al entusiasmo, de la frustración a la satisfacción, cada día nos enfrentamos a emociones -propias y ajenas. La clave está en utilizar las emociones de forma inteligente, para que trabajen en beneficio propio, de modo que nos ayuden a controlar nuestra conducta y nuestros pensamientos en pos de mejores resultados.
Por otro lado, cada uno de nosotros influye en el estado de ánimo de los demás. Es perfectamente natural influir en el estado emocional de otra persona, para bien o para mal; lo hacemos constantemente, ‘contagiándonos’ las emociones como si fueran el más poderoso virus social.
Por eso se verifica hoy una tendencia mundial en la demanda de recursos humanos (especialmente ejecutivos), que valora la capacidad de interrelación emocional sobre la capacitación técnica.
Para lograr un desempeño efectivo en los trabajadores del conocimiento, la clave está en inyectar entusiasmo y compromiso, dos cualidades que las organizaciones pueden crear, pero no imponer.
Hoy no basta con un alto coeficiente intelectual para triunfar profesionalmente, para competir o para desarrollar una empresa; se requiere un control emocional adecuado que nos permita tener una interacción armónica en nuestro ambiente laboral: socios, colegas, empleados, proveedores, clientes, etc.
Sin duda alguna, la inteligencia emocional no es una varita mágica; no garantiza en una empresa una mayor participación en el mercado ni un rendimiento más saludable. La vida de toda corporación es extraordinariamente fluida y compleja; ninguna intervención, ningún cambio por sí solo, puede arreglar todos los problemas, pero si se ignora el ingrediente humano nada de lo demás funcionará tan bien como debería. Las empresas cuya gente colabora mejor, definitivamente tienen ventaja competitiva.
En ese sentido, las facultades de la inteligencia emocional son sinérgicas con las cognitivas; los trabajadores excelentes poseen las dos.
SUGERENCIA DE TU COACH
“Te sugiero que al final del día realices un diagnóstico honesto y breve de las emociones que predominaron e influyeron en tu comportamiento y actitud en el transcurso del día, y concluyas como estas afectaron positiva o negativamente, con lo cual definirás un pequeño compromiso para el día siguiente, uno solo; al día siguiente realiza el mismo ejercicio agregando el resultado obtenido del compromiso, y así sucesivamente”. Verás como la constancia y disciplina en este rubro serán tus mejores herramientas.
Te has identificado con el artículo...tu opinión es bienvenida.
fuente yosoypyme.net